domingo, 4 de junio de 2017
El sueño del agua verde
Dice Eduardo Stupía acerca de esta obra "Mercedes Ruiz de Los Llanos despliega candorosas escenografías de arbóreos ornamentos y amables motivos, que parecen provenir del íntimo apego a un universo floral y botánico muy cercano, transcriptos en la resolución pictórica con programática simpleza, y una luminosidad que parece propia de una percepción teñida de espiritualidad. En su jardín estacional de maneras leves, sintéticamente evocativas, los elementos más reconocibles se transfiguran en una epifanía de silenciosa armonía y plenitud."
Al borde del mar
Al borde del mar, son dibujos de retratos realizados con tinta china sobre papel vegetal. Como las pinturas, los desarrollo desde lo espontáneo, con mucha libertad donde crecen como si fueran bordados con el tejido de lo intimo.
Esa búsqueda en mi interior, de lo que me atraviesa por mi historia y mi geografía hasta mis sueños, quedan plasmados de manera germinal en estos dibujos como tatuajes.
En lugar de ser el resultado de la memoria y los deseos, son Principio. Se construyen como paisajes nuevos, con vida propia que toman autonomía, con sus propias leyes que los rigen y que invaden la figura del retratado, transformando su identidad que se mimetiza con el caos orgánico que lo instituye.
Me interesa el dibujo como lenguaje, me interesa el dibujo con plumín y tinta china, me gusta lo indeleble de la tinta, la fragilidad y la manera leve del plumín, la sensación del acto de bordar o tejer la trama de los sentimientos y anhelos, de la fantasía y la magia.
Serie Yo nunca vi el mar
Yo nunca vi el mar,
es la frase que da origen a las obras que presento. Esta frase, es el nombre de
una serie anterior donde trabajé con el
paisaje salteño, no desde su presentación sino desde su ausencia. Aparecía de
manera evocativa, atemporal y silenciosa.
Como una observadora de la fantasía y el deseo, trato de
imaginar ese mar que nunca vi. Busco trabajar con un enfoque espontáneo y con
pocas expectativas de resultados concretos, confiando que a través de este
proceso, éstos serán en sí ricos, reveladores y vitales.
Estas pinturas y dibujos exploran la tensión y el equilibrio
entre dos naturalezas, la de mi tierra y la de ese mar que no vi. Se encuentran
rodeados de un refinamiento y de una delicadeza en la manera de usar el color y
la materia, que delatan el apego por el lugar que se construye, como si
estuviesen pintados desde la nostalgia y el anhelo.
Como en la poesía encuentro la belleza en la fragilidad de
la fantasía.
lunes, 20 de febrero de 2012
Serie Yo nunca vi el mar (2011)- Parte III
Este trabajo es parte de una investigación que vengo elaborando desde el 2008, donde abordo el tema de la memoria en relación al paisaje salteño.
El acercamiento al paisaje es casi abstracto, aparecen ramas de sauces, piletas pelopinchos que devienen en ríos, pequeñas macetas y algunas tunas, todos sumergidos en grandes espacios blancos donde no existen los límites ni tampoco los horizontes. Son telas sin su bastidor, que se continúan con la pared.
El paisaje aparece de modo evocativo, es un espacio mental y sensorial. Es un espacio visual, sonoro y táctil. No tiene realidad ni tiempo. Más que objetivo es subjetivo.
Fue presentado como una instalación donde las pinturas convivieron con una pileta "pelopincho", realizada con plástico cristal y el agua teñida de azul. La iluminación de dicho objeto fue cenital y con luz de teatro azul.
En la inauguración presenté una performance, donde me introducía en el agua y nadaba mientras sonaba la música de Mariana Baraj, creada específicamente para esta acción. Se sentía el olor a azahares que entraba del balcón de la Galería Fedro, donde fue presentada.
La idea era generar el clima o la atmósfera propia del ritual, para producir el encuentro con esa memoria emotiva que nos antecede. Como modo catártico o refundante la acción nos liga a ese paisaje o nos desliga.
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